La frase “en Ibagué no hay nada para hacer”, se ha convertido en un lugar común que repiten sin saciar muchas personas que viven en la ciudad o Ibaguereños que se van a vivir afuera y que ahora encuentran a la capital musical poco atractiva en materia de entretenimiento.
Si bien, el derecho al ocio, a la recreación, el entretenimiento y el deporte son fundamentales para la calidad de vida de las personas según la UNESCO, también es cierto que eso depende de la oferta de actividades que se tengan desde las entidades públicas y de las empresas privadas. En Ibagué, el informe que presenta la percepción ciudadana sobre lo que se vive y cómo se gestiona la ciudad, llamado “Ibagué cómo vamos” del 2021, plantea que luego de preguntarle a los ibaguereños sobre cómo se entretienen o en dónde pasan su tiempo de ocio, los centros comerciales y lo que allí se puede hacer, se lleva el primer puesto, por encima de actividades públicas en espacios abiertos como el Festival Folclórico Colombiano que se realiza cada año.
Imagen de archivo de IMA Comunicaciones ©®
Para Ana María Galindo, gestora cultural local, la mayoría de actividades de entretenimiento que se realizan en Ibagué se llevan a cabo los fines de semana, ya que entre semana la gente está en su trabajo o estudio y solo en las noches se desarrollan algunos eventos de manera general, en ese sentido dice que “las actividades del ocio en la ciudad se pueden dividir en 4 grupos: la primera que abarca las deportivas como la ciclovía de los domingos, las ciclorutas, salida a los parques y a la variante vía al aeropuerto; la segunda casi solo los fines de semana con el turismo gastronómico y el ecoturismo en las zonas rurales en el cañón del Combeima, la vereda Chucuni, San Bernardo y El Totumo; la tercera serían los Centros Comerciales que para la gente son seguros, hay gastronomía, juegos y cine, y, finalmente, ir a ver al Deportes Tolima cuando juega los domingos”.
Si bien, estos 4 grupos de actividades implican una oferta determinada en su mayoría por las empresas privadas, para acceder a ellos las familias deben contar con poder adquisitivo, restringiendo la posibilidad de consumo y de ser asequibles para la mayoría. En ese sentido, la opción que tendrían quienes no cuentan con las posibilidades económicas se centran en los pocos eventos y programas que ofrece la Administración Municipal o instituciones públicas que no son suficientes para suplir las necesidades de las mayorías, haciéndose cada vez más un privilegio entretenerse o disfrutar de otras opciones como la lectura o el arte en espacios públicos.
Sin lugar a dudas, uno de los aspectos más importantes cuando se habla de ocio es el deporte y en Ibagué desde hace aproximadamente 8 años la práctica de distintas disciplinas se ha visto interrumpida por la destrucción de los escenarios deportivos de la calle 42, que otrora servían de espacio también para la recreación, y el parque deportivo, que, si bien se han ido terminando algunos espacios allí, aún no vuelve a ser el lugar en el que las familias se reunían y compartían tiempo de calidad y esparcimiento.
Como el ocio y el entretenimiento hacen parte de las actividades que también promueven la cultura y la educación, no son solo distractores para pasar el tiempo, ni para perderlo como muchos lo plantean. Es por esto que los eventos que se realizan en ciudades pequeñas como Ibagué permiten contribuir a la promoción de discursos de inclusión, población diferenciada, diversos colectivos, grupos culturales que en la medida que van presentando sus obras ofrecen campañas, por ejemplo, de promoción de lectura como lo hace la Titiribiblioteca o la red de lectura local compuesta por varias agrupaciones.
Imagen suministrada por Diomedes Acosta
“En Ibagué durante el año hay diferentes actividades como las que ofrece el Festival Folclórico, la Fundación de Música Colombiana y una suerte de festivales de nichos muy pequeños, eventos que trabajan los chicos del cine, y otras ofertas culturales; de teatro no hay nada y desde que abrieron la EFAC se ha abierto un poco el tema, en el conservatorio ha habido una temporada de conciertos, pero esa oferta se llena con los estudiantes y con unas cuantas personas, en el Teatro Tolima solo presentan stand up comedy de humoristas, una temporada de teatro local no hay y en lo privado solo hay conciertos de música popular, vallenato y licor que es lo que siempre se ofrece”, dice Sergio Iván Orjuela, videógrafo y exempresario de eventos de Ibagué.
A la reducida oferta cultural pública o a la amplia gama de eventos en escenarios privados como almacenes, bares y centros comerciales que se desarrollan en la ciudad los fines de semana, hay un aspecto que no permite que los ibaguereños decidan participar o asistan de manera constante a las actividades programadas u ofertadas de manera gratuita, y es la poca “información sobre estas programaciones que no está llegando a las mayorías, la gente no se entera, se entera tarde o no le interesa ir, solo asisten a actividades masivas; a eso se le suma que hay muchas academias de música y arte en la ciudad, pero no hay poder adquisitivo y de acceso a la cultura, no tenemos espacios de formación de públicos en todas las categorías de arte y expresiones artísticas, ni se promueven, porque tendríamos activismo de la comunidad en estos espacios, por eso hace falta formación de públicos en arte y cultura para que asistan masivamente y hagan demanda de estos espacios en la ciudad”, sostiene Ana Galindo.
Sergio Orjuela dice que hasta hace un tiempo él fue empresario de eventos de entretenimiento en la ciudad, pero que hoy solo dos empresas manejan el negocio y ponen las condiciones, entonces no hay posibilidad de diversificar, también plantea que “si se generará una agenda anual de actividades donde la gente se pueda programar, la ciudadanía asistiría masivamente, hay una necesidad amplia de espectáculos y no de trago, sino de actividades familiares, de cosas distintas, de teatro, de folclor, de presentaciones teatrales callejeras, performances. Ibagué necesita de otro tipo de entretenimientos que ahora no hay, que ni la alcaldía ni la gobernación ofrecen, el único novedoso ha sido el Ibagué Festival de la Fundación Salvi, que es de afuera y es solo una vez al año”.
Imagen suministrada por Diomedes Acosta
La organización de espacios culturales y artísticos, conciertos, recitales, obras de teatro, cineclubs, encuentros de lectura, entre otras actividades que se realizan por la ciudad, son parte de esas acciones con las que también los ibaguereños se entretienen y pasan su tiempo libre. Sin embargo, los pocos espacios de entidades públicas y medios de comunicación que ofrecen información como forma de promoción sobre eventos para el esparcimiento cultural, junto a la apatía de muchas personas, hace que sea más difícil la circulación de más y mejores programaciones. Frente a esto, se deben unir esfuerzos, tener planes y proyecciones de las distintas entidades, comerciantes y gestores culturales para hacer del ocio en Ibagué una oportunidad para el crecimiento de la cultura, pero también de una fuerte posibilidad de empleo para la ciudad.
Imagen de archivo de IMA Comunicaciones ©®
Sin embargo, el esfuerzo que realizan muchos colectivos de teatro como Probeta con su festival de títeres, o de música como los organizadores de festivales de distintos géneros como violín, jazz, hip hop, los realizadores audiovisuales, de películas; incluso, que le apuestan a la ciudad, artistas plásticos que con sus exposiciones invierten tiempo y dinero para ofrecer espacios de entretenimiento cultural, es contrastado con el mínimo apoyo focalizado en ciertas actividades por parte de la alcaldía de Ibagué y la gobernación del Tolima, que deja por fuera el trabajo de muchos artistas y gestores culturales que vienen desarrollando una agenda alterna que está en constante movimiento y que aporta tanto a la cultura como a la economía local. Esperemos que esto cambie, y que la inversión y apuesta pública sea más amplia e incluyente con todos los sectores.
Comments