Hablar de la relación que existe entre las prácticas políticas, artísticas, sociales o estéticas que realizan los jóvenes y las actuales dinámicas culturales, es redundar. Sin embargo, incluir en esa discusión lo disruptivo y transformador de esas acciones, es fundamental para comprender el poder que tienen las juventudes en la movilización y participación desde la cultura en ciudades como Ibagué y, en general, hoy en Colombia.
En una sociedad que está centrada en las decisiones que toman quienes de manera conservadora han dirigido el establecimiento, pensar y actuar desde la cultura es una opción que los jóvenes han acariciado y se ha hecho visible en múltiples manifestaciones que han estado mediadas por el baile, la reivindicación del cuerpo desde la danza, el dance hall, la cumbia, el rap, las chirimías y muchos otros movimientos. Pero, ¿por qué ha sucedido esto? ¿por qué muchos jóvenes optaron por abrazar las artes y no las armas? Son dos las posibles explicaciones a esta cuestión.
Una: por el ejercicio constante de estigmatización al que se han visto sometidos los jóvenes, la mayoría de las periferias, y al trato como menores de edad políticos, ha hecho que se tomaran otras vías de acción y que explotaran los discursos antes marginados, sobre todo a través de la música y las voces, reclamando reivindicaciones y ser incluidos en las decisiones que les afectan y afectarán.
Mesa Cultural del Sur - Tomada de la Fan page de Mesa Cultural del Sur
Dos: la cultura y las expresiones artísticas permiten que los jóvenes aprendan a pensar distinto, que los discursos de odio, de racismo, homofobia o clasismo se cuestionen y hayan sido cambiados por batallas de free style, por conciertos de punk en los que se critica al Estado y sus formas represoras, por murales que relatan otras versiones de la realidad y que plantean otras narrativas sobre la cultura, que les permite romper brechas al acceder a otros discursos, otras miradas y al reconocimiento de la diferencia como principio fundamental por estar en un país diverso.
Uno de los escenarios clave en donde se dan los cruces e intercambios culturales entre los jóvenes son los barrios populares y, en general, las comunidades barriales. Allí, distintas organizaciones desde el arte han catalizado problemáticas circundantes y que aquejaron a muchos jóvenes, a quienes como alternativa insertaron o ellos han generado procesos que con el acercamiento a la cultura y a las artes han desarrollado una perspectiva política y de participación más amplia, clara y propositiva, también, han accedido a eventos y prácticas artísticas que por estar en la periferia de las ciudades hubiera sido imposible para ellos y ellas. En Ibagué, el proceso desarrollado en los barrios del llamado “sur”: Ricaurte, Combeima, Galarza, Yuldaima, Divino Niño en la Mesa Cultural y Deportiva del Sur, con el teatro, el hip hop, y distintas expresiones artísticas y manifestaciones que se producen allí, son ejemplo de ello, como se aborda en el Documental “Surgiendo” .
En ese sentido, “las acciones y organizaciones culturales que trabajan en los barrios involucran a los jóvenes para promover la participación y el acceso a la cultura, en la medida en que los mismos jóvenes se van ganando esa representatividad, en la medida en que hayan colectivos desarrollando acciones en los barrios y las comunidades que puedan reflejar un trabajo reconocido social y culturalmente, pues tendrá la posibilidad de ganarse esos espacios, es difícil pero en los últimos años ha cambiado la situación en la que los jóvenes pueden desarrollar sus acciones en las comunidades, siento que es complicado, pero si ha cambiado”, dice Guiovany “El Vago” Villa, gestor cultural y exhabitante del sur de Ibagué.
La relación jóvenes - cultura también ha servido para que el diálogo intergeneracional, aquel que antes imponía razones, verdades y ordenaba desde el adultocentrismo, haya cambiado radicalmente.
Festiencuentro - Tomada de la Fan page de la Fundación Germán Uribe
El acercamiento a las Juntas de Acción Comunal, por ejemplo, que han hecho los jóvenes a través de proyectos que involucran a las comunidades sea clave porque le dan perspectiva a la gente de cómo conservar la convivencia, proteger los saberes propios de los habitantes mayores, muchos venidos del campo, entre otras expresiones que han sido mediadas y negociadas por la intervención de la cultura en los procesos relacionales entre generaciones, como lo realizado en el III Festiencuentro Ambiental y de las Artes desarrollado en la comuna 8 de Ibagué a mediados de octubre, organizado por jóvenes y adultos de esa comunidad y en el que esa relación estuvo presente.
Asimismo, la cultura y las organizaciones culturales en las que participan jóvenes, son mediadoras de procesos de diálogo social, estas permiten generar acuerdos con las formas tradicionales de participación y según el “Vago” Villa, “eso quedó claro en el último estallido social en los que muchos de los procesos de diálogo a nivel nacional y de presiones frente a muchas decisiones institucionales fueron representadas por colectivos de jóvenes, yo creo que en estos momentos en los que el país ha venido sufriendo en un cambio significativo en las formas de pensar, los jóvenes con la cultura han sido los que más han salido a generar su voz de aliento y de resistencia frente a muchas cosas”.
Hoy, con la dinámica del cambio que el país está planificando, se plantea que los jóvenes son actores con quienes se llevará a cabo un estallido cultural. Un estallido desde el punto de vista participativo, pero también institucional en el que los jóvenes no solo hagan presencia, sino que determinen las distintas propuestas culturales que ellos y ellas quieren que sean incluidas, “el Ministerio de Cultura tiene un programa llamado “Jóvenes en movimiento” que cuenta con 829 colectivos que abordan aspectos de la juventud y que hoy obedece solo a estímulos, con la nueva visión de país, para ese proyecto se debe articular la discusión política sobre los jóvenes; la idea es construirlo sobre la base de la democracia y derechos culturales, que no sea de estímulos, que desde ahí se ganen herramientas para la participación y discusión pública de los jóvenes desde la cultura”, plantea Deysi Aparicio, de la oficina de asuntos de juventud del Ministerio de Cultura.
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La representatividad y participación cultural que tienen los jóvenes y que se ve reflejado en sus posturas, pero también en lo novedoso de sus proyectos, en sus puestas en escena y dinámicas artísticas seguirá haciendo presión, pero también continuará generando la discusión sobre cómo es un mejor país, cómo sensibilizar a una nación y a unas comunidades que estuvieron atadas al miedo o al dolor y que la música, el baile y las imágenes le pueden hacer sentir de otra manera.
Es el propósito que se puede lograr solo si se baila, se canta y se despliegan los dispositivos culturales que los jóvenes siempre han reclamado como derecho, pero también como posibilidad de ser y estar en un país como Colombia.
Queda de esta forma planteado que la relación entre jóvenes y cultura, más que pertinente hoy en las dinámicas sociales, políticas y de participación, es necesaria para que la transformación sea posible, como ya se ha venido tejiendo, para que la sociedad colombiana cambie completamente, y que esa sea su misión.
Documentales recomendados que muestran el trabajo de jóvenes con la cultura en las comunidades:
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